Overblog
Seguir este blog Administration + Create my blog
7 octubre 2009 3 07 /10 /octubre /2009 16:08

Volver, a pesar del viento

 

Por Lorena Marazzi

En Volver, la figura de la madre, que ocupa el centro de atención, encarna al pasado que vuelve para saldar deudas con el presente.

Vuelve clandestinamente, de manera silenciosa pero para hacerse oír. Se cuela en el baúl de un auto a escondidas. Tiene una apariencia desarreglada, como de mendiga. ¿Será porque viene a pedir y a lavar?

Curiosamente antes de saldar su deuda comienza lavando cabezas en la peluquería ilegal.

Lo clandestino está muy presente en toda la historia: la forma en que Raymunda se encarga de Paco y el restaurante del que se adueña, la peluquería ilegal de Soledad, la madre que se hace pasar por extranjera, la sepultura que Raymunda le da a Paco, la tumba de sus padres, la amiga prostituta, Agustina que fuma marihuana y prefiere no denunciar la desaparición de su madre a la policía porque "ellos preguntan mucho y los trapos sucios se lavan en casa", pero en su lugar, elige la TV basura para buscar la verdad, aunque luego se arrepienta.

Muchos secretos que guardar. Mentiras piadosas en nombre de profundas verdades.

Las mujeres de ese pueblo tiene otras reglas que a los ojos de la ciudad rozan con lo ilegal, una forma alternativa de resolver y de vivir.

Raymunda comienza a reencontrarse con el pasado en una canción de tango en ritmo de flamenco. Como si el tango no fuera lo suficientemente triste y melancólico como para agregarle otro tono de amargura.

Luego se reencuentra con su madre debajo de una cama, en el suelo, el lugar donde se esconde la tierra. Una vez que salgan tratarán de limpiar su dolor.

Como en los créditos finales, los lazos se encuentran y entrecruzan, se unen y dejan nacer flores dibujadas. Carne, sangre y flores conviven armoniosamente en un pueblo de mudos fantasmas y murmullos de vecinas. Donde el único que grita es el viento, capaz de llevarse la basura, enfermar a la gente y esconder en su grito pasiones clandestinas.

Compartir este post
Repost0
6 octubre 2009 2 06 /10 /octubre /2009 16:07

Volver: dos trucos al precio de uno

 

Por Pedro Horvat

Volver es una película de mundos que se entrecruzan: pueblo y ciudad, lo real y lo sobrenatural, el pasado y el presente. Y es esta permanente sobreimpresión de dimensiones la que nos prepara para aceptar lo imposible. Como el mejor ilusionista, Almodóvar va guiando nuestra atención y presenta su primer truco: mamá ha regresado de la muerte. Y todos le creemos. Fascinados por su magia, entregados a ese ir y venir entre planos perceptuales y temporales, aceptamos a esta muerta-viva entre nosotros y nos disponemos a escucharla.

Paralelamente otra historia, crudamente real, se desarrolla: Paulita descubre trágicamente que su sensualidad puede convocar a los demonios, y para defenderse mata a su padre abusador. Su madre la ayuda con presteza y sin reproches (más tarde sabremos que este crimen será también su propia y vicariante venganza). No hay muchas lágrimas, ni planteos éticos, ni una niña que de golpe se quedó sin padre: el único problema es deshacerse del cadáver. Y para eso están las otras mujeres. Por que en este universo singular, de viudas, divorciadas y solteras, toda la ayuda y el amor proviene de las mujeres.

Raimunda y su madre se encuentran, y nos cuentan toda la verdad: no hay muertos que regresan, no hay magia, es la brutal realidad de una mujer que mató a su marido y a su amante para vengar el engaño, y – de paso- a su hija violada. Volvió, dice, para pedir perdón, alegando como única disculpa la ignorancia. Y Raimunda lo acepta, enjuagando su abandono y reduciéndolo a un malentendido.

Aquí aparece el segundo truco del ilusionista: hacernos sentir que este es un final feliz.

En una novela de Bradbury, un hombre regresa millones de años al pasado, y en su camino mata una mariposa. De vuelta al presente, encuentra un mundo totalmente diferente del que había dejado. Comprende entonces, que al matar la mariposa había puesto en marcha una serie infinita de cambios.

La pregunta es: ¿es posible volver al pasado para poner la mariposa en su lugar? Almodóvar parece decir que sí. Que resuelto de este modo el pasado, todas pueden abrazarse felices e imaginar el futuro.  Hasta nos muestra el final de Bellísima  en el que una madre renuncia a sus aspiraciones narcisistas en beneficio de su hija.

Pero, si los hombres son -como en toda la película- ausentes, obscenos o, en el mejor de los casos, inoportunos, y a la única mujer libremente sexuada (la madre de Agustina) se ocuparon de carbonizarla, ¿qué camino queda?

En Volver, no hay regresos reparadores ni muertes simbólicas que habiliten nuevos lugares, sencillamente porque esos lugares no existen en el deseo de ninguna. Entonces el regreso no es reparador ni las libera, sino que las re-une alrededor de una madre que en realidad volvió para nunca morir. Y este sí que no es un final feliz.

Compartir este post
Repost0
5 octubre 2009 1 05 /10 /octubre /2009 16:06

Por Paula Marticorena

El proceso de la vida, nacer, vivir, morir  recorre toda la película, alternándose sin orden. Se pasean tanto vivos como muertos o aparentemente muertos con tal naturalidad que hace pensar en la vida y la muerte como lo mismo, o  como estar muerto en vida o lo maravillosa que puede sentar la muerte. Al parecer Raimunda perteneciente al mundo de los vivos, tiene una vida común y corriente, aunque debajo de su cargado maquillaje esconde  los recuerdos que pugnan por volver, o a aquella Raimunda que alguna vez fue y mató internamente para seguir viviendo. Pero algo de esto aparece en su entorno. Se puede ver como su casa está cargada de adornos, como ella de malos momentos vividos, es pequeña y oprimente, hasta con rejas en su puerta de calle, asemejándola a una cárcel de ella misma y de los  recuerdos que no pretende liberar. Las plantas que hay en su casa son cactus, aunque alguno florecido, como si se pudiera florecer a fuerza de hacerse duro y resistente. Como contrapartida está el pueblo manchego, con sus leyendas y sus mujeres viudas. Allí todo es luz, hasta el cementerio es  luminoso y por que no alegre y plagado de flores. Sus casas llenas de plantas y sus puertas abiertas a quien quiera atravesarlas, desde los seres vivos a los fantasmas. Vida, muerte, muerte, vida....

Raimunda escapó a la ciudad, donde se recluyó.  Su madre se quedó aparentemente bajo tierra en el cementerio pueblerino, pero en verdad escondida en casa  de Paula, como un espectro de lo que fue. Irene fantasma, Irene persona, sombra de su propia vida. Por momentos parece fantasmal como el viento que siempre está presente en el pueblo, pero en definitiva es un ser vivo que vuelve a reencontrarse con sus hijas y a suplicar perdón por no haberse dado cuenta de todo lo terrible que ocurrió a su alrededor. Y vuelve a contar la verdadera historia, sospechada por Agustina.

El regreso de los recuerdos, de los muertos, de la historia que se quiso olvidar. Todo vuelve. El viento arremolina el tiempo, los sucesos. Los molinos del campo asemejan agujas del tiempo que transcurre.

Llama la atención el protagonismo que tienen el viento y el fuego en esta historia de mentiras y secretos. También podría agregar la tierra y por qué no el agua, y ahí aparecen representados los cuatro elementos de la naturaleza que forman parte del ciclo de la vida. ¿Qué están representando cada uno en la historia que narra Volver?, ¿Cómo se encarna cada uno en los personajes de la historia?

 

Tomando como punto de partida el viento, que creo que es el más importante, ya que simboliza a través de lo poco tangible de lo etéreo, las vivencias que vuelven del pasado. Esas ráfagas que alternan en la historia parecieran ser esos malos recuerdos que opacan la mirada y que Raimunda hace a un lado cubriéndolos con su máscara de mujer exultante. Como si todo su emperifollamiento no hiciera más que esconder su gran tristeza y su furia con el pasado. Ese viento que enloquece a los habitantes del pueblo es el mismo que oxigena la vida de Irene y Raimunda, llevándose sus sufrimientos, sus resentimientos y sus temores en unas de las últimas escenas donde los tachos inmensos de basuras son arrastrados como los ataúdes al cementerio. Finalmente un viento que con sus continuos remolinos da una esperanza que se puede volver a empezar, o a renacer...Ya sea literal o metafóricamente la vida y la muerte están presentes, fundiéndose, confundiéndose.

 

Por otra parte el fuego, que encuentra en el aire su complemento perfecto para volverse incontrolable, aparece también en el pueblo. El pueblo es el reservorio de aire y fuego; de recuerdos y de pasiones. El fuego aparece como la fuerza destructora del deseo, de lo prohibido, cuando Irene incendia a su marido con su amante, sirviendo al mismo tiempo  de exorcismo de los demonios de la historia de la que ella fue testigo sin saberlo. Tomándose revancha a la vez que se liberaba. El fuego es la pasión y la destrucción. Raimunda tiene mucho de fogosa, posee esa caldera que la moviliza continuamente. Es un motor continuo en busca de soluciones. No se permite parar, se mueve constantemente, no puede quedarse quieta porque eso significaría pensar que lo mismo que le pasó a su hija fue lo que ella vivió, no se puede permitir que el viento de la añoranza la alcance.

 

La tierra.  Podría pensarla desde dos lugares. Por un lado asociado a lo que se entierra, la tierra que cubre los muertos, o lo que sería lo mismo la que cubre las cosas que no se quieren recordar. Por otro lado  la tierra asociado a lo originario, al pueblo, a las raíces. Acá nuevamente aparecen vida y muerte unidas. Es muy interesante la escena donde Raimunda y su madre se reencuentran. Lo hacen debajo de una cama. Se miran a los ojos y luego Irene sale debajo de la cama y se levantan. Pareciera desenterrarla del pasado, sacarla de la tumba que limpiaba frenéticamente al principio de la película. A Irene la desentierra para recuperarla, a Paco lo entierra, para olvidarlo. Desentierra su pasado, al que venía esquivando, no le queda otra alternativa que hacerle frente a sus sombras.

 

Por último el agua,  pareja de la tierra, con eso de limpiar la mugre que ocurrió en el seno familiar. Si bien el agua aparece con menos protagonismo, lo hace en situaciones muy importantes, como ser limpiando la sangre que brota de Paco y en todos los momentos de limpieza que aparecen en el transcurso de la historia. Si a esto se agrega que Raimunda trabaja limpiando, lavando, y su hermana Sole es peluquera y entre otras cosas lava cabezas, queda bastante explícito el significado que adquiere el agua. Pero al ser uno de los elementos que menos aparece, habría que tomar en cuenta esa característica. El agua también podría remitir al útero, al líquido donde flotamos inconscientes antes de nacer. Siendo que Volver habla también de la relación entre madres e hijas, no sería extravagante pensar, esa falta de agua, cuando la madre estuvo ausente.

 

“…pero el viajero que huye, tarde o temprano detiene su andar” de ese tango agitanado que canta, Raimunda desbordante de sentimiento. Ella misma deja de huir de su pasado, detiene finalmente su andar, sosiega ese fuego interno que la moviliza, en el momento en que se encuentra con su madre, con el útero, con el agua  que alguna vez la contuvo, apagando su fuego, disipando el odio  en el seno materno. Volver a nacer, también de ese volver se trata.... Irene, sus hijas y su nieta regresan al pueblo. Esa toma inclinada que se va enderezando de los molinos de viento hacia el final de la película, me resulta llamativa. En principio porque es un plano extraño por estar inclinado, luego porque los molinos son increíblemente grandes en relación al automóvil que aparece un instante después. Las aspas de los molinos giran en sentido opuesto a las agujas mientras que al principio cuando Irene va escondida en el auto de Sole hacia la ciudad estos giran en el sentido de las agujas del reloj; y por último un reflejo de los molinos aparece sobre el parabrisa del auto en el que van las cuatro. Los molinos parecieran hablar del tiempo transcurrido, de los sucesos ocurridos terriblemente pesados, que finalmente se han develado. El plano gira y se endereza y aparece pequeño el automóvil, la historia de esas mujeres que han ido manteniéndose como pudieron, en medio de los recuerdos y que finalmente se encauza, Pero esas aspas giran al contrario de las agujas de un reloj, como si se pudiese encontrar esa paz tan ansiada en el origen de la existencia, volviendo hacia atrás, en ese lugar incomparablemente seguro que es el útero materno.  Es el tiempo que se endereza para regresar al inicio. Y ese reflejo sobre los rostros de Sole y Raimunda, no es más que el reflejo de esos malos recuerdos, que a pesar de mirar hacia el futuro, no pueden dejar de olvidar. Ellas vuelven a su tierra, a las fuentes. Tierra y agua. Vuelven para morir, vuelven para nacer.

Compartir este post
Repost0
4 octubre 2009 7 04 /10 /octubre /2009 16:03

Las manchas que perduran…

  Por Paula De Giacomi

Cuando uno ve una película muchas veces se pegan imágenes en la memoria y sin saber porqué motivo nos disparan ideas, que quizás no son las más importantes para definir la película, pero sí para poder descifrar ciertos aspectos que por algún motivo oculto (o no tanto) nos movilizó.

Eso me pasó con “Volver”, de Pedro Almodóvar.

 

La idea por donde circula este pequeño análisis esta en relación con una acción muy presente en este film: la acción de “limpiar”.

Ya en los créditos de la película vemos en un cementerio a varias mujeres limpiando las tumbas de sus familiares, luchando contra el viento con esfuerzo y casi con cierto aire de alegría. Observamos un paneo de estas mujeres hasta llegar a Raimunda, la protagonista del film, limpiando también con mucha energía la tumba de sus padres  junto a Soledad (su hermana) y Paula (su hija).

Creo que la insistencia en la limpieza habla de que hay algo “sucio” (por debajo) que a pesar de haberse ido (quizás por la muerte) perdura y hace que con toda intensidad los personajes traten de suprimirlo con una buena mano de detergente. Rescato una frase que le dice Soledad a Raimunda acerca de la lápida de sus padres y la frase es la siguiente: “sacále brillo”, pero parece que por más fuerza con la que se pase el trapo, el brillo no aparece… o mejor dicho “brilla por su ausencia”.

 

En un segundo momento se hace otra vez referencia a la limpieza.

Paula (la tía de Raimunda) le pregunta a ella si limpió bien la lápida de su madre (Irene) y aclara que èsta no puede limpiársela sola (por obvio motivos) pero que y si pudiera, lo haría. En ese instante se esta hablando de la “culpa” que Irene sentía por los males que su hija había pasado debido a los abusos de su padre. La tía Paula creo que es el personaje que “sabe”, ella de alguna manera nos dicen cómo se sientió Irene ante esta terrible situación. Irene no puede “limpiarse la lápida sola”, no puede limpiar sus “culpas” o “remordimientos”, necesita de su hija para que se las “limpie”, necesita de la palabra y la aceptación de ella para poder sentirse “limpia” de vuelta. Y creo que esto es un poco lo que sucede luego, a lo largo de la película.

 

Un tercer aspecto que refuerza este elemento es que Raimunda trabaja en el sector de limpieza. La vemos introduciendo toallas en el lavarropas, con su mirada enfocada en ese proceso de aseo. A su vez, el lugar donde trabaja se lo ve muy blanco, reluciente y muy opuesto a lo opaco de la mirada de Raimunda.

Y la lluvia, mínimo detalle que se observa de fondo, que cae y también (¿porqué no?) limpia.

 

La última escena en donde aparece esta acción a la cual me estoy refiriendo, es la escena de la cocina, posterior a la muerte de Paco (el marido de Raimunda).

 

Esta escena es fundamental y fue el disparador del análisis sobre este aspecto de la película.

Una noche, Raimunda regresa del trabajo y encuentra a Paco muerto, tirado en el piso de la cocina y bañado en sangre. Una mezcla de sorpresa, dolor (y hasta cierto remordimiento, creo yo) la invade.

Paula le cuenta a su madre que Paco quiso abusar de ella y que para defenderse (aunque en principio fue sólo para asustarlo) agarró un cuchillo y terminó clavándoselo. Luego de esto, observamos como Raimunda comienza limpiando la sangre del suelo con papel de cocina y vemos como la sangre roja es absorbida por el papel blanco (lo blanco suele simbolizar lo puro, quizás en este caso, la infancia). Así este papel se mancha con la sangre, esa sangre intensa y furiosa que pareciera empaparlo todo. La sangre simboliza lo filial, lo que esta presente en sus venas, que se desparrama y que tiñe toda la historia de la protagonista. Es ahí donde todo su pasado se le viene encima, donde vé como perversamente la repetición se le aparece de manera inevitable, como la sangre que la atraviesa.

Quizás aparece cierto grado de responsabilidad por parte de Raimunda, ya que por más amor que le tenga a su hija a veces hay cosas que se “escapan” (que se “nos escapan”) como le debe haber sucedido también a Irene, su propia madre.

Relacionado con esto, hay una escena en donde vemos cierto grado de conciencia de Raimunda con respecto a la situación por la que atraviesa su hija.

Paula esta sentada en el living de su casa, Paco esta viendo la televisión y Raimunda interfiere en la mirada (nada sutil) de Paco sobre su hija, diciéndole a Paula que se siente bien y que cierre las piernas. Ahí está todo dicho. Esta situación aparentemente insignificante, resume toda la historia de su pasado, del presente de su hija y es el motivo por el cual se desencadenará luego, la tragedia. En ese momento parece que Raimunda algo intuye, algo olfatea, porque esas cosas solo se pueden presentir, no son fáciles de ver. Así las dos historias se unen: la hija abusada por su padre, ahora es madre de una hija abusada por su padre (aunque en este caso no sea el padre biológico) y a su vez es en este momento donde Raimunda puede ponerse en el lugar de su propia madre. Simbólicamente creo que es en esa instancia donde puede acercarse a Irene y humanizarla. Ninguna de las dos pudieron ver realmente lo que estaba sucediendo (ni Raimunda ni Irene) y ambas terminaron auto castigándose. Una se resignó a vivir como un fantasma encerrada entre las paredes de una casa llena de recuerdos, con la firme convicción de haber cometido un crimen, y la otra, haciéndose cargo de un asesinato que no cometió, como si pudiera saldar su propia deuda como madre y a su vez limpiar así parte de su propia historia.

Y Raimunda llora… Luego refriega el suelo, no solo con los papeles de cocina, sino también con el lampazo, escurre la sangre para que caiga en el balde, para que drene y por último limpia el cuchillo (la evidencia) ese elemento filosos que lo dejó sin vida a Paco y que le trajo a Raimunda a su memoria (cada vez mas nítida) todo el pasado doloroso que con tanto esmero intento hacer desaparecer. Porque a pesar de todo esfuerzo por limpiar, hay manchas que definitivamente, nunca se pueden borrar…

Compartir este post
Repost0
3 octubre 2009 6 03 /10 /octubre /2009 16:02

Por Pablo Velasco

Hay en Volver varios signos y símbolos que llaman mi atención, hay en Volver una fascinación que me permite verla una y otra vez. Este barroco español, este mosaico multicolor se hace presente durante toda la película y es intensamente rico y emocionante.

El razonamiento frío y metódico me lleva a un camino en donde predomina el arriba y el abajo. El arriba como aquello que es seguro, medible, rutinario, en donde existe la seguridad, en contraste, con el abajo, aquellas cosas no resueltas, el mundo de lo esotérico, aquello del subconsciente diría Freud (acaso un pasado) que lucha por emerger, por salir a la luz pública, como la sangre en la toalla de cocina, como las lápidas que se limpian en el pueblo, como el falo de Paco que Raymunda se encarga de guardar bajo el jean.

Es ese pasado que vuelve, es aquel subconsciente que se da la vuelta, que se posiciona en el arriba y que Raymunda se encarga de cortar y de sanar. Es asimismo ese arriba el que anuncia una presencia de otro mundo cuando Sole se encuentra con su madre o cuando la misma Raymunda “asciende” para verla. No me imagino esta riqueza gráfica, esta historia sin su buena dosis de realismo mágico. Aquel realismo de pueblo supersticioso que cree en presencias fantasmales y que pone mucho hincapié en los sentimientos y en la intuición.  

Es aquel pueblo testigo de terribles secretos, en donde el incesto está presente y los trapos se lavan dentro de casa. Donde la legalidad policial no existe y en donde creer va mucho más allá de la fe.

Es por eso, que Raymunda afronta ese pasado sola y se crea una hermosa simetría entre el congelador que contiene el cuerpo de Paco, que cae dentro de la fosa dándose una vuelta, es decir, que ingresa al mundo de los muertos: abajo y cuando Raymunda da vuelta un pastel, trayendo a su madre del mundo de los muertos a la vida: arriba, para reconciliarse y sanar el ciclo. Son estas exquisitas simetrías las que representan a la España supersticiosa, la España pueblerina y folclórica, con peluquerías clandestinas, maquillajes recargados y sensualísimas mujeres.

Ahora bien, hay otra lectura de Volver que lucha por salir. Dicha lectura es mucho más íntima, mucho más sensorial e intuitiva y que se aleja del factor racional. Y que en este caso, tratándose de Volver, no podría sino rendir tributo a su esencia.

Entonces, mi atención se centra en el afiche de la película, en aquella fotografía, en aquellos ojos. Es esa mirada intensa la que caracteriza a Raymunda como ninguna otra.

Son esos ojos los que me llevan a pensar en las mujeres como género, en su naturaleza, en lo que, como ya se había mencionado, son capaces de hacer y que sin embargo se presentan frágiles e ingenuas.

Es esa mirada, la que guarda una absoluta sensualidad, es aquella mirada a punto de llorar, esquiva y perdida la que intriga, la que emociona y que sin embargo no se perturba. Es la mirada de aquellas mujeres que salen todos los días a trabajar, que se sacrifican por los suyos y que son capaces de perdonar, arreglar y sanar las embarradas que los impulsos masculinos causan. La misma que Paco intenta evadir cuando le confiesa que ha perdido el trabajo. La misma que utiliza cuando guarda el sexo de Paco luego de sacarle el cuchillo. La mirada con la cual se topa Emilio en la puerta de casa. Aquella que el joven productor de cine intenta seducir. Son aquellas miradas las que desconciertan, las que intrigan y que se vuelven indescifrables, las que uno intentará deducir y que sin embargo se ocultan más profundo que las mismas tumbas. Son las miradas de las madres, de las esposas, de las amantes, de las vírgenes (Paula), del universo femenino que aprenden a ocultar y maquillarse frente a nuestra curiosidad inquisidora.

Es ahí cuando recuerdo la imagen de Raymunda cantando “Volver”. Es ahí cuando aquellos ojos se despojan de toda máscara, de todo maquillaje y se pierden en lágrimas y ven igual que en el afiche, se pierden en el horizonte y recuerdan un pasado tormentoso que solamente ellas conocen y que solamente ellas saben remediar. Es tan fuerte esta escena, que hipnotiza. Por todo lo que significa, por todo lo que conlleva. Es en estas circunstancias, cuando, por fin Raymunda se quita el velo, aparece la ternura, el recuerdo y obviamente la melancolía.

Ahí, precisamente, ahí se produce la conexión entre ella y su madre que la observa escondida en el auto. Es una conexión que va mucho más allá de las palabras y que se mueve por el lado sentimental y femenino.

Es esa mirada la que se contagia a otros personajes y que dan fe de un valor absolutamente femenino. De la fuerza que tiene y que sin embargo se deja consentir por lo masculino.

Es por eso, y para finalizar, que Volver más allá de contar una historia de tres generaciones femeninas unidas por la sexualidad y el incesto, habla sobre lo femenino en todas sus facetas y desde distintos ángulos. 

Compartir este post
Repost0
2 octubre 2009 5 02 /10 /octubre /2009 15:56

El viento solano.

Por María Cristina Di Belli

Hemos querido rescatar en el film de Pedro Almodóvar a un personaje que no figura en los créditos, pero que sin embargo marca con su presencia los momentos culminantes de la historia: el viento solano. Ya en la primera secuencia, la del cementerio, aparece como un elemento dual: trae hojas secas a la tumba que Raimunda limpia con tanto afán, y al mismo tiempo las lleva, las barre. Esta dualidad del solano está presente en todo el film. Es el que revuelve la basura, pero también el que mueve los blancos, casi asépticos molinos de viento. Desencadena la locura, el pecado, pero al mismo tiempo genera energía, desata la ira y aviva el fuego de la purificación. En el caso del padre de Raimunda el incesto se convierte en humo y cenizas tras el acto justiciero de la madre, que el viento ayuda a consumar avivando las llamas del incendio, hasta que los cuerpos calcinados resultan irreconocibles. Paco, en cambio es primero congelado y luego enterrado. Ese secreto que sólo comparten madre e hija estrecha tanto los lazos de su amor que por momentos los torna asfixiantes. Pasará mucho tiempo hasta que el ciclo se complete, el mal desaparezca y la vida de ambas vuelva a tener visos de normalidad. En una de las secuencias finales Raimunda sola contempla como el solano arrastra calle abajo, alejándolo, el container de basura. Se ha reconciliado con su madre, el conflicto de su adolescencia ha sido superado, pero no sabemos que puede traer el solano cuando sople nuevamente.

Compartir este post
Repost0
1 octubre 2009 4 01 /10 /octubre /2009 17:28



Película:
Los abrazos rotos

 

Cuándo: el miércoles 7 de octubre

 

Cine: Atlas Santa Fé. (Av. Santa Fé 2015. 5032-8527)  

 

Horario de la función:  19:50 hs.

 

Recomendación: Estar un rato antes para sacar la entrada

 

Por las dudas: NO HAY CLASE ni martes ni miércoles, NOS ENCONTRAMOS DIRECTO EN EL CINE

 

Después del Cine: Pizza (aún no decidí lugar, si alguien sólo se prende a cenar que venga al cine a las 22 hs y salimos desde ahí)

Compartir este post
Repost0
30 septiembre 2009 3 30 /09 /septiembre /2009 15:31

Querido Pedro:

El guión de tu nueva película me ha gustado mucho. Todo en él me resulta muy familiar, muy tuyo. Me recuerda al mundo de “Qué he hecho yo para merecer esto?!”
Pero es menos barroco, hay en él una transparencia que nos sitúa de nuevo en ese mismo mundo, como no podría ser de otra manera, pero de una forma distinta, más poética, más sabia, más conmovedora. Es maravillosa esa mezcla de horror y de felicidad. Como si tus personajes supieran encontrar en medio del infierno, como quería Calvino, aquello que no es infierno, y se las arreglaran siempre para hacerlo durar en sus vidas. Esa mezcla tan tuya de candor y perversidad, que hace graciosas las cosas más tremendas y acierta a encontrar la belleza y la esperanza donde parece que no pueden existir, me parece una de las cosas más maravillosas de tu cine.
Tu guión me ha recordado una historia que Tolstoi cuenta en algún lugar. Un pater visita uno de sus monasterios perdidos en las islas griegas y se encuentra con cuatro monjes. Descubre que no saben el Padre Nuestro y escandalizado se lo enseña. Luego se despide de ellos. Ya está lejos de la costa cuando ve algo que se desliza veloz hacia su barca. Se fija más y enseguida comprueba que son los monjes que acaba de visitar. Y que vienen corriendo sobre el agua! Cuando le alcanzan le dicen que han olvidado la oración que acaba de enseñarles, y si se la puede repetir. Y el pater contesta conmovido que no tienen que recordarla, que ellos no la necesitan.
Así me parecen los personajes de tu película. Vienen a nosotros a pedirnos socorro, vulnerables y perdidos, pero lo hacen corriendo sobre las aguas. Ellos no se dan cuenta, pero es ese el extraño y maravilloso camino que siguen para llegar a nosotros. Y entonces, ¿qué podemos decirles? Que no importa lo que les pasa, lo que sufren, las cosas extrañas y terribles que les suceden, que nosotros no somos nadie para juzgarles. Aún más, que son ellos los que podrían juzgarnos a nosotros, aunque sabemos que no lo harán nunca, porque ellos no están obsesionados por la justicia sino por el amor. Y que lo mejor que pueden hacer es seguir siendo como son.
Así veo este guión, como un cuento. En los cuentos hay cosas terribles: descuartizamientos, padres que quieren acostarse con sus hijas adolescentes, niños que son abandonados en el bosque, criaturas feroces que devoran carne humana... todo lo más extremo cabe en ellos, y sin embargo, al lado de ese horror, siempre aparece eso tan raro que llamamos inocencia. Es muy difícil de definir lo que es pero nada más fácil de identificar cuando aparece. Creo que el arte está para perseguir esa inocencia, que suele aparecer en los parajes más oscuros...

http://www.clubcultura.com/clubcine/clubcineastas/almodovar/volverlapelicula/sinopsis.htm

Compartir este post
Repost0
22 septiembre 2009 2 22 /09 /septiembre /2009 14:46

Este un libro perfecto para la primavera, para llevárcelo al parque un domingo tibiecito y entre mate y mate ir leyendo cada una de las clases, de a poco, saboreando cada tono, dejándose llevar por las olas de tensión y calma que Feinmann genera.

¿Quién dijo que hay que leer liviano y cosas tontas cuando viene el calor?

Este libro lo desmiente como así tambien desmiente que la filosofía es algo adusto, solemne, para unos pocos.

Feinmann logra cargar con rigurosidad teórica el tanque de la divulgación y marcha, estupendamente para aquellos que no olvidamos que se trata sólo de un enfoque, de una apropiación y si quisiéramos discutirle sólo bastaría con acercarnos a las fuentes primeras y mojarnos un poco.

¡Brindo por la Primavera, por la divulgación en serio, por la Filosofía y por Marcelita que me regaló este libro tan necesario!

Salutte!!!
Compartir este post
Repost0
8 septiembre 2009 2 08 /09 /septiembre /2009 17:25
Sobrevolando Los Angeles de la ilusión, ingresando a la otra realidad de América

Por Paula Marticorena

Luego de la confusión que genera ver Mulholland drive, de a poco surgen varias puntas de ovillo sueltas, como las estrellas cuando van asomando al anochecer y el cielo se vuelve cielo; y así la película va tomando forma y se va revelando lentamente.

 

Una de las escenas que me produjo ese desconcierto fue la que transcurre en la cafetería Winkie’s, donde hay dos hombres sentados a la mesa y uno le cuenta al otro un sueño que tuvo. La causa de esa sensación fueron varias cosas que ocurren en esa secuencia. En un principio me pareció una escena que no tenía nada que ver con el resto de la película, quizá algo que estaba ocurriendo a nivel onírico, un sueño que habla de un sueño, pero cuyo contenido está aislado de lo que transcurre a nivel de la historia. Y aunque lo tomara de esta forma, y no de la manera en que lo ví más tarde, estaría navegando en el mar de los sueños, a los que hace referencia la película constantemente. Otro dato que me llamó la atención fue la forma en que está utilizada la cámara. La misma aparece como si estuviera flotando, como una energía invisible que está siendo testigo de esta conversación. Otra característica llamativa es la luz que hay en la cafetería, todo muy luminoso en contraste con lo oscuro de la escena anterior y en contraste con lo misterioso que se está contando, como si esa luz fuera a iluminar algún secreto que se nos está privando de conocer. Sumado a lo extraño del relato, está el doble plano de la mesa: por un lado se ve por detrás del hombre que narra el sueño una mesa servida con un típico desayuno americano, el contraplano es la misma mesa limpia con solamente dos tazas de café, dos realidades en un mismo instante. Al parecer ya hay un esbozo de lo que va a ocurrir en la película, y yo pensando incrédulamente que esta escena está extraida de otra película y montada acá solamente para confundirnos aún más. Por último aparece ese hombre que está atrás de la cafetería. Tiene algo de mostruoso. Es un linyera? La única certeza es que es tan extraño que no podemos clasificarlo.

 

Fin de esta escena que se me dibuja como un paréntesis en la historia de Betty y Rita.

 

Ahora bien, ¿qué es lo que sucede realmente en Mulholland drive, más allá de la vida tortuosa de Dianne, su obsesión destructiva por Camilla, las presiones de la industria cinematográfica sobre un director y todo ese cuento detectivesco de princesas que transcurre en la primera mitad de la película?

 

Una idea que cobra forma tiene que ver con esa mirada despiadada que plantea sobre Hollywood, la maquinaria de los sueños y la simulación, la gran trituradora de aspirantes a figuras del cine. Vemos como los dos mundos diseñados tan antagónicamente, de Betty-Rita/Dianne-Camilla, son parte de esa misma realidad cruel, donde si no se hace lo que el sistema pide, sólo queda la exclusión o el contentarse con merodear por los bordes de la fama, o sea el fracaso, palabra negra dentro del léxico norteamericano.

 

Si bien esta es una línea muy potente, creo que hace base perfectamente para ir un poco más allá, no mucho, sólo expandirme a los límites de la gran nación norteamericana. ¿Podría estar planteando una crítica a su sistema político y económico? Creo que se puede establecer una similitud entre la industria cinematográfica y el sistema capitalista, o acaso Hollywood no fue creada en el seno de EL PAIS CAPITALISTA y funciona con las mismas reglas económicas del sistema que lo generó? ¿No es un lema yankee harto conocido que el que hace bien las cosas (tal como el sistema económico lo requiere) será un ganador, triunfará en la vida, será alguien exitoso? Como si el éxito se midiera por la cantidad de millones que pudo ganar, o los bienes que pudo adquirir. Pura apariencia (aunque con muchos ceros en la cuenta bancaria), pero por dentro de esos seres tan fabulosos, ¿qué está pasando? ¿Qué los moviliza más allá del vil metal y de la acumulación de cosas?, ¿Qué pasa con sus interiores, con su espiritualidad, con su esencia? ¿Y qué pasa fundamentalmente con aquellos que no entran en el juego? porque no pueden o porque no lo desean.

 

No es casual que el personaje del vaquero (emblema del origen del ser norteamericano) diga - “la actitud de un hombre tiene mucho que ver con la forma en que será su vida” y luego le dice al director –“si haces las cosas bien me verás una vez más y dos veces si las haces mal”. El vaquero norteamericano será el guía para que haga las cosas correctamente y así poder triunfar en la vida, como él dice: “llevar una buena vida”.

 

Propongo ahora volver a la escena de Winkie’s y ponerla bajo la lupa guiada por esta hipótesis. El ámbito de la  cafetería tan típicamente norteamericano podría estar representando al territorio de Estados Unidos, con colores vivos y plagado de luz. Lo luminoso lo asocio a lo positivo, a pujanza, estaría simbolizando la tierra de las oportunidades, un buen lugar donde concretar los sueños. Volvemos a los sueños, y ¿cuál es EL SUEÑO?, el gran sueño americano, con su trabajo, su automóvil y su casa comprada a crédito. Pero en esta escena hay algo que no termina de encajar. Si bien es sumamente naturalista, la puesta en cuadro con su cámara flotante, contradice todo lo que está sucediendo. Esto que me parecía un sueño es más bien como una mirada desde otro lugar, como si esa suspensión en el aire me estuviese diciendo que está por encima de lo que ocurre, en otro nivel, en un grado de abstracción más profundo y desde ahí nos envía un mensaje que hay que decodificar. El hecho de estar contando dos sueños, creo que remite al sueño americano, el éxito en la vida y su contracara el fracaso, lo cual sería una pesadilla para el norteamericano medio. Pero, ¿no tiene algo de pesadilla esta escena donde sobrevuela una sensación de espanto, de horror al contar los sueños idénticos que este  hombre tuvo? ¿No será quizás que la pesadilla sea la perversidad del sistema, basado en lo superficial, en lo vano, que excluye al que no está dispuesto a ser útil a él? Esta idea se refuerza al final de la escena con la aparición de ese hombre andrajoso, ese hombre que está en la parte posterior de la cafetería. Ese looser es el que provoca el terror, en lo que se puede convertir cualquiera que no haga las cosas bien, la basura de la sociedad, lo que provoca la maquinaria industrial. Tal como sería Dianne si volvemos al plano de la crítica hacia Hollywood. Es muy interesante como hacia el final de la película hay dos tomas consecutivas que hermanan a Dianne con este hombre andrajoso de la calle trasera. Una toma culmina con un primer plano de Dianne, y la escena siguiente es la cámara entrando por la calle trasera a Winkie´s y un primer plano de la cara del pordiosero, el que quizá hasta podría ser una mujer.

 

Ya no veo la  escena de la cafetería como una parte inconexa con el resto de la película, sino más bien todo lo contrario. Es fundamental, nos está contando de que va  a tratar. Hay dos sueños, distintos pero iguales, hay miedo, hay un ser en la parte de atrás que ni siquiera se distingue si es humano y provoca horror. El sistema aniquila, deshumaniza y su perversión radica en horrorizarse con lo que el mismo gestó, las dos caras de la misma realidad: la inocencia de Betty y la alienación de Dianne.

Compartir este post
Repost0

Presentación

  • : El blog de gisela manusovich
  • : El Cine en la Mirada es un blog para generar un vínculo más cotidiano con mis alumnos desde noticias, material y todo lo relacionado con el cine y el arte en general.
  • Contacto

Archivos