UN LABERINTO DE FICCIONES
Veo un laberinto en sueños, caminos, calles, avenidas y ciudad, múltiples puertas que abren nuevos destinos.
Puerta de auto, de casas, de placard, de baño, de salas, de vidrio, de estudio de cine, del club del silencio, de la tranquera del vaquero, y así
ad-infinitum… de un laberinto del cual no se puede salir, solo se puede escapar hacia arriba.
Perdidos en un huis clos… o hacia el reflejo deformado de un laberinto espejo al que se accede por otra puerta-caja (cajita azul).
Hay signos de irrealidad en la realidad de la ficción, la imposibilidad de comunicarse entre dualidades.
¿Hay signos en la imagen reflejada?
El teatro de la vida-ficción esta montado por un maestro que cuando la orquesta desaparece y no la hay, la maestra de ceremonias nos dice: Silencio…
Callamos y volvemos a entrar al laberinto.
Jorge Lincovsky
27-8-09