Hay tantos Baficis como recorridos hagamos. El mío este año fue de 13 películas. Estoy absolutamente satisfecha. Les cuento.
Arranqué por Indonesia, Blind Pig Who Wants to Flydirigida por Edwin. Típica Bafici, incomodísma, satírica, adolescentona, absurda hasta el aburrimiento.
Seguí por Francia (gracias Ale por la invitación) decidida a tratar de entender por qué el culto a Garrel. La La Frontière de l'aube. No lo logré, pero no me rindo, esta semana tengo planeado ver Les amantes réguliers.
En Canadá la encontré, ya saben, La Película, Mi Película, no voy a volver a escribir sobre ella. Ojalá puedan verla alguna vez. A l'ouest de Pluton.
Ya en Suiza tuvo que pasar, qué vamos a hacer! ... me enojé.
Un autre homme no conoce ni sutilezas ni atajos más atractivos para espetar su asco por los críticos de cine y sin embargo pareciera convertirlos en los únicos interlocutores válidos. De esas pretensiosas y vacías.
Pero el salvador pasaje a Corea del Sur hizo que me reconciliara rapidamente con el Festival. Breathless. Una ópera prima huracanada, potente y desvergonzada. Imperdible Yang Ik-june (en la dirección, guión, producción y protagónico!!!).
Con un pie en Japón y otro en Chile me encontré con el documental que hizo Christian Leighton sobre la nipona Naomi Kawase. No he visto nada de esta cineasta aún y la verdad es que el doc de Leighton no me estimula demasiado para hacerlo. Creo que para el discurso estético no existen temas más importantes que otros, el arte no tiene agenda. Y si bien la búsqueda de la identidad es un tema urgente en cualquier hemisferio perder de vista el soporte que lo abraza me parece grave. Una película es un discurso estético y como tal debe prevalecer la función poética, es decir, el cómo se narra es casi más importante que lo qué se narra o al menos deberían sostenerse en un mutuo diálogo.
La propuesta audiovisual de este documental me generaba un rechazo insoportable, si tengo que ser más precisa aquellas partes de Leighton y no las citas de film de Kawase. Tosco, desprolijo, caótico, de mal gusto. Puede ser que todos estos elementos dialoguen con la historia narrada acerca de la identidad. Puede ser que una identidad sostenida en los secretos familiares se convierta en una identidad tosca, desprolija, caótica y de mal gusto. En todo caso este diálogo entre el cómo y el qué, entre Leighton y Kawase, entre Chile y Japón me sonó ruidoso y molesto. Me quedo pensando en lo ruidosa y molesta que puede la identidad rota.
Ahora al Reino Unido. Y todo lo dicho anteriormente cobra nuevamente sentido para demostrar que más allá de lo delicado y profundo del tema, éste se ilumina cuando se hace discurso, cuando se despliega en la forma, en el decir del lenguaje fílmico sin mutilar mi mirada que es la encargada de sostener la historia. En Hunger es el cine el que nos cuenta la huelga de hambre de los irlandeses y eso conmueve.
Hooked atrasa, ¿se enteró ahora de la estética Dogma? ¿No llegó nunca Subiela a las tierras rumanas? de metáforas tontas y ángeles sucios... uf!
Hay algo helado en Dinamarca y The Blessing (Velsignelsen) lo respira. Al tempo de un parto dificil esta bendita película pisa sobre las huellas de Bresson y transita, desde el borramiento blanco hacia la revelación soleada, uno de los momentos (supongo) con mayor misticismo de la condición humana: la maternidad.
Otra vez en Canadá, me quedó un sabor tan dulce. Esta vez sin tanta sorpresa, sabía lo que buscaba, todos sabíamos lo que buscábamos, la sala estaba repleta, se respiraba ese aire previo a los grandes recitales de un rock star irreverente y justamente eso es lo que la mayoría esperábamos, una vez más, encontrar.
No. No fué un sorpresivo recital del gran Charly versión Creamfield. El rock star tan esperado era el filóso(fo) esloveno Slavoj Zizek que como indica el más riguroso star system hizo su aparición casi al final del relato en medio de un basural urbano. Examined Life recorre la ciudad, a pie y en silla de ruedas de un puñado de filósofos, la mayoría articulando enunciados obvios, llanos y correctísimos como la idea de la tolerancia y bla bla bla...
Los más interesantes fueron los rock stars, un negro jazzero que sin importar nada de lo que diga te hipnotiza por el swing de su andar en blues y el tan esperado Zizek que realizando su conocida tarea de deconstrucción en la estrategia discursiva del poder llega al tan zizekiano enunciado de "los verdaderos ecologistas deberían amar las montañas de basura".
Llego a Alemania con ganas de saber qué eligieron para la clausura del Festival. Jerichow sabe bien, añejado, tiene el aroma de las viejas películas de género, consistente y decidida no presenta dudas al preferir la narración desde una historia lineal, circular mejor, sin aspavientos modernistas.
Piso tierras norteamericanas con Mellodrama. Juro que no fui con la idea de encontrarme con un clásico y despampanante de Douglas Sirk. Lo confieso, sin tener la menor idea de lo importante que fueron Yes, King Crimson ni qué significa "sampler" esta vez accedí mansamente a perfumarme y acompañar. El documental estuvo bien, con una generosa dosis de freaks dentro y fuera de la pantalla que me mantuvieron entretenida. Lo que me fastidió enormemente fue la calidad de proyección del Cinedúplex Caballito.
La última recorrida la hice a medio camino entre Francia y Japón. ¡¡¡¡Qué bueno terminar el Festival con la sección que más me gusta!!!! Panorama: Cinema + Cinema.
Imaginen esto: cayendo la tarde del domingo y último día del Festival... no es un buen combo para rematarlo con Dreyer, no? bueno, salí del subsuelo y me disparé a los cielos del infierno, si, un final muy metal: mafia japonesa, cuerpos tatuados, armas, drogas, aprietes, Kitano y Takeshi Miike, secretos, alianzas clandestinas, en fin Yakuza Eiga: Una historia secreta del cine japonés me despidió del Bafici a las patadas sin el meñique y con el domingo metalizado.